sábado, 11 de abril de 2015

La soledad de las hormigas


La soledad de esta hormiga:
HEARTBURNED AND SEEKING HOME

Home is where your heart is.
(Frase leída en un calendario
en mi casa de Boston)

Mientras leía este artículo sobre los efectos nocivos de la soledad en hormigas, pensé en los primeros días que pasé en Barcelona. Me sentía más sola que nunca y caminaba hasta el agotamiento, sintiendo el corazón quemándose, buscando dónde vivir.

De niña siempre hacía que mi hermana menor me acompañara a la tienda aunque le diera flojera o estuviera ocupada, porque me daba miedo ir sola... Cuando alguien me acompaña a donde voy, aunque sea más débil o menos apto para defenderse que yo, me siento libre para divertirme, disfruto el camino y no me importa que haya contratiempos, porque tengo con quien quejarme o a quien hacer reír sobre lo que pasa. Pero últimamente la vida me ha obligado a estar sola, creo que para que aprenda a divertirme a mí misma.

Me he hecho de las que no me importa y he aprendido a disfrutar lo disfrutable de la soledad, porque tiene sus ventajas, pero, la verdad, preferiría tener compañía y dejar la soledad sólo para el estudio y la Literatura, para caminatas de introspección o relajamiento, pero, ¿qué hago si no hay quién me acompañe?

         Un día conocí a una hormiga solitaria y en paz. La admiré y dije que algún día yo sería igual que ella.

Cuando empecé este camino de soledad, dije “más vale sola que mal acompañada”, y ése ha sido mi lema desde entonces. Lo he repetido cada vez que la única alternativa a la soledad ha sido una mala o inadecuada compañía. Y porque es un lema no de resentimiento, sino de esperanza: la buena compañía existe y sólo por ella dejaría la soledad que ahora es mi refugio, mi hogar. Aquí tengo el corazón y lo llevo a cuestas, como un caracol.

Buscar compañía ha sido mi búsqueda interminable toda la vida, la que sería la respuesta número uno en el programa Cien mexicanos dijeron al preguntar por “Las cosas que más hacen llorar a María Grover”. Me gustaría disfrutar más estar sola en los momentos que deseo compañía. Porque sí prefiero la soledad al entorpecimiento de mi camino pero ¿qué tal si me encontrara con otro solitario? Así compartiríamos la soledad como si fuera una casa y la habitaríamos juntos con el corazón.


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